domingo, 4 de enero de 2009

El cambio como proceso educativo

El proceso educativo implica, necesariamente, a personas que establecen una relación con un objetivo determinado. Básicamente, es una relación humana. Por lo que es fundamental considerar todos los aspectos involucrados, especialmente aquellos que dependen de uno y sobre los cuales podemos actuar. Al establecer una relación humana, hablamos de dos o más individuos que configuran un sistema particular en un tiempo determinado, sistema que funciona con ciertas reglas y en el que se establece una dinámica relacional particular, con cierto lenguaje, ciertos códigos, expectativas, emociones, afectos, creencias, etc. Estos aspectos son los que van caracterizando esa relación y surgen espontáneamente, en forma inconciente y tienen un peso trascendente en lo que va ocurriendo con esa relación. Las relaciones humanas son recíprocas, por tanto esta relacion tambien lo es. O sea, que tanto alumnos como docente se afectan mutuamente y se van transformando durante el tiempo en que se relacionan. Dependiendo de como se sintonicen y sincronicen los implicados se ira construyendo este proceso.
En esa dinámica relacional ocurre un proceso fundamental de la naturaleza humana, el cambio que se produce en los involucrados, cambio que ocurre en el ámbito cognitivo (saber), en el ámbito procedimental, conductual (hacer) y en el ámbito afectivo, actitudinal, intimo (ser). Por lo tanto, al tener conciencia de estos elementos, tenemos una especial herramienta didáctica, ya que el cambio es motor fundamental de los procesos humanos, permitiendo la evolución y el crecimiento, favoreciendo el desarrollo y la transformación del individuo a lo largo de su historia. Ahora, este cambio puede ocurrir como resultado sólo de esa interacción, espontánea, natural e inconcientemente; o puede darse dentro de un proceso intencionado, con conciencia, y como resultado de una profunda y constante reflexión.
Cuando los docentes olvidamos que nuestro hacer involucra personas y que nuestra acción afecta profundamente las estructuras cognitivas, afectivas, espirituales, sociales de los alumnos, tenemos un proceso irresponsable y que no considera la implicancia de la Educación en el desarrollo personal y la evolución de la sociedad. Cuando hablamos de la sociedad que queremos, de la humanidad en que quisieramos vivir, olvidamos que como docentes contamos con la herramienta principal para aportar responsablemente al cambio social, porque el cambio social surge del cambio de los individuos. Si pensamos en todos los individuos con quienes nos hemos relacionado y con los que nos relacionaremos en nuestra labor docente, podemos proyectar que un proceso de cambio intencionado podría ser un elemento trascendente en la evolución de esos individuos y, por ende, en la forma en que se irán insertando e irán construyendo Sociedad.
Por tanto, el recurso didáctico esencial es nuestro ser conciente y reflexivo del hacer que realiza, fundamentado en un saber responsable y ético. No olvidando nunca las preguntas fundamentales: ¿A quiénes educamos? ¿Para qué educamos? ¿Quién educa? ¿Cómo educamos?
Dependiendo de nuestras respuestas será la calidad de nuestros procesos educativos.